sábado, 29 de noviembre de 2008

LA TÉCNICA COMO LA MUERTE DE LO VIVO I

Durante algunos años trabajé en el Teatro Maipo, de Buenos Aires en el área de iluminación, y allí aprendi de excelentes maestros que hacen a lo espectacular, y a lo que lo circunda; boleteros, acomodadores, maquinistas, técnicos, etc. Y pude observar también como se gestaban y se producían espectáculos de distinto género; y de distinto formato. Antes de eso me formé como actor, e incursioné en la comedia musical, en la danza, en el teatro callejero, y en el mimo. Fuera del teatro dirijo talleres de teatro en escuelas, y dirijo muestras para otras instituciones dirigidas por otros directores. Paralelamente asisto yo mismo como estudiante a distintas instituciones… La mayor parte de mi tiempo he buscado encontrarme rodeado de la problemática de “lo teatral y las técnica de lo teatral”

Constantemente escucho y veo a actores profesionales y principiantes defender una técnica determinada en detrimento de otra que habría que atacar o eliminar… Y me sorprende que sigamos no ya indagando, sino hundiéndonos en esto que ya debería haber dado paso, o haber trascendido hacia otro lugar… Alguna vez fue Stanislavsky, influido por el naturalismo de los Meininger, se opone al retoricismo naturalista artificioso de fines de siglo XIX, luego Meyerhold oponiéndose al naturalismo “de imitación fotográfica de la realidad”, llevado a escena por Satnislavsky, para situarse sobre el teatro de la convención que deja “espacios de sombra” para de ahí partir a un simbolismo donde se relacionaran fondo y forma para concluir en el realismo socialista… Luego, Piscator (Y un publico integrado al espacio escénico/dramático); Brecht y su distanciamiento, Y Grotovsky, Barba, Brok, entre tantos otros… Todos; grandes críticos y pensadores de teatro y la cultura; grandes inconformistas hincha pelotas. Pero, era esta una crítica que se encontraba orientada hacia una construcción posible, hacia una propuesta de acción.

Actualmente escucho argumentaciones que denotan pensamientos casi colonialistas sobre la superioridad de un método sobre otro… Pero no es ya una crítica… Un indagación cuestionada, estudiada… Sino un deseo de destrucción y avasallamiento que se justifica en si mismo para también concluir sobre si… Porque no hay propuestas, sino repeticiones exacerbadas de un maestro “X” que parece ser que enseña un teatro mucho mejor que el otro teatro que enseña el otro maestro “Y”…

Me parece estúpido!!!! No veo nada nuevo ahí y me cago en Buenos Aires la cuna del Teatro si todavía hay tantos retrógrados que van por esos caminos con tanto peso añejado sobre sus tan teatrales espaldas.

“No, pasa que ese te dá más Stanislavsky”…. Y yo me pregunto como carajo es dar más Stanislavsky… ¿Te llevan de viaje de egresados a Rusia?; ¿Te egresás como alumno de un alumno de otro alumno de Stanislavsky? Como si todos los alumnos entendieran lo mismo…
Y Convengamos que ya no existe más Stanislavsky… No existe mas como era… ya dejó de existir al entrar al juego el señor Strasberg para bien o para mal. ¿Que importa, o a quien en vistas de qué?. El tiempo y la necesidad transforman los valuartes, y los regeneran, degeneran. Pero... Nadie dá "Stanislavsky"!

“No, ese te hace laburar más desde el cuerpo… más onda teatro físico”… Y yo me pregunto los que dicen esto: ¿Sabrán que carajo es el teatro físico?

Algunos si… Los menos.
Que sé yo, incluso.

La técnica, el método, la ciencia tiene que estar al servicio de los creadores; no al revés. No se pueden resolver distintos problemas con una misma ecuación.

El actor debería poder navegar por distintos métodos, por distintas escuelas, por distintas técnicas… Debe ser su propia escuela. Los que estudiamos tenemos que jugar y slair airosos del acartonamiento y el fanatismo que proponen las instituciones… Debemos usarlas para consumirlas en si mismas…

No hace algún tiempo, un compañero de estudio me comentó que una de las intituciones a las que asistimos a estudiar le habían dicho que si estudiaba con tal maestro no podía estudiar con tal otro… Se me argumentará la posibilidad del desorden… ¡Pero que mejor que el desorden cuando el orden se convierte en mediocridad!… Como si uno tuviera una cabeza tan pero tan reducida que adentro se le chocaran los pensamientos aprehendidos… “Perdoname, que esté así mi amor, pero se me chocó el teatro de la emoción con el teatro de la forma”. ¡Es una misma vida! ¡Es un mismo teatro lleno de teatros! Lo demás, son registros pero, esa es otra cuestión para ver, pensando en una puesta si se quiere.

Creo, que deberiamos perseguir ser actores de la vida, accionar sin pautas estereotipadas, compradas, importadas, inyectadas por el medio/entorno/sistema siendo conscientes de que tarde o temprano caeremos en otra trampa; La de nosotros mismos. Para sorprendernos algún día de que no podemos evitar la irremediable necesidad de estar escribiendo con el deseo de ser aprehendidos

Salud!!!!!!

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