jueves, 17 de junio de 2010

ENSAYOS "EL NITROGENO" DE RENE DE OBALDIA I

Comencé a trabajar sobra la obra de un autor no muy conocido en Argentina, llamado René de Obaldía, para las muestras finales del tercer año de teatro de la escuela de Comedia Musical Julio Bocca, en la materia en la cual está a cargo Ruben Viani, quién me pidió, que lo ayudara a co – dirigir dicho trabajo. Ofrecimiento que agradecí, y que me servía para seguir indagando en los procesos de la dirección de actores.

La obra, se encuadra en lo que podíriamos denominar teatro del absurdo, y digo lo que “podríamos denominar teatro del absurdo” porque, si bien existen ciertos elementos que comparte con otras obras, enmarcadas dentro de esta misma denominación, a ser; características temáticas; épocas de producción a las que se sunscriben, visión del mundo, etc…. Existen en ellas, aspectos que le son propios a cada uno de los autores.

René de Obaldía, es un dramaturgo, novelista y poeta francés, nacido en Hong Kong, y luego radicado en Francia. Combatió en la Segunda Guerra Mundial y fue prisionero durante cuatro años en un campo de concentración en Silesia.

Una vez finalizada la guerra, comienza a participar en distintas revistas literarias de la época, colaborando con poemas de marcada línea surrealista; aspecto que también estará presente en sus obras de teatro.
En sus obras teatrales, ligadas al Nouveau Théatre, tienen un gran peso la ironía, el sentido del absurdo y la desproporción, los juegos de palabras (por ejemplo en Génousie) y la inversión de las estructuras habituales del discurso, de forma que a menudo se le relaciona con Ionesco.

Pero, la particularidad de sus obras teatrales, radica en una acentuación que pretende más que desmembrar el lenguaje tradicional, construír mediante el uso mixto y efectista de todos los recursos lingüísticos y literarios, tanto los tradicionales como los vanguardistas… Un universo plural, enajenado y plagado de multiples voces sonando en el vacío de una existencia tan sombría como ridícula.

La obra, “El Nitrogeno”, más específicamente, narra la historia de un soldado que retorna de la guerra de Vietnan a su hogar natal… En su hogar lo esperan su madre (Como una vieja patria) y su novia; una muchacha con aires de diva atravesada por delirios “A lo Hollywood”.

La obra construye sobre esta situación inicial… Un entramando de discursos y pensamientos, sobre los, a mi manera de ver, se irán desmenuzando distintos tópicos a ser; el hombre como una figura alienada de su tiempo (característica que le es propia al absurdo); la incapacidad de comunicación ante los otros; la desesperación ante la irremediable soledad e incomprensión de un universo incognoscible y cuyas leyes se desconoce; la persecución de una identidad perdida o inexistente; la influencia de los elementos evasivos ante una verdad aterradora (cine de Holliwood); el sueño y la alucinación como incapacidad de habitar el mundo “real” y “cotidiano”; el surrealismo como como canal propio de la comunicación posible, ajenadonós del racionalismo y del psicoanalisis; el sexo y los mecanismos de poder que sobre él se desarrollan…

Y seguramente algunas cuestiones más que aqúi se me escapan.

Pués bien, esta era la obra que tenía que llevar adelante con estos estudiantes de un nivel intermedio. Y lo que debíamos encontrar era el medio, la forma para llevar adelante estos conceptos lo más que pudiésemos en el estrecho tiempo con el que contábamos (No más de un mes y medio) y acorde con el momento de aprendizaje en el que se encontraban, y con las herramientas técnicas que se los permitieran, tratando de que esa forma que pudiésemos transmitir, no quedara vacía, o simplemente “esbozada”… Es decir cómo construíamos un plano de movimientos y acciones, que pudieran contener sin opacar el lenguaje. Donde el lenguaje, y antes el pensamiento, fuesen los articuladores del movimiento, y no, su imposición.

El problema con el que nos topámos, radicaba principalmente en la complejidad de ése discurso. Naturalmente, al tratarse de teatro del absurdo, nos encontrábamos sin un conflicto típico de índole realista o de tesis, que pudiese tener causas, antecedentes, justificaciones “psicologistas” sobre las que trabajar. Pero, para que la forma no quedara deshabitada, esas justificaciones del texto debían estar construída por imágenes… y esas imágenes no debían entrar a “explicar” en la cabesa del actor tal o cual acción o texto, sino… a dar base, a ser la palanca del discurso que entra en movimiento. La imagen debía ser el motor de la acción. No como justificación (repito) sino, como ámbito donde el texto vivo pudiese crecer, habitar y expandirse…

Y sobre esto teníamos que trabajar para luego ir encontrándonos con nuevos problemas…

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